Un mejor discurso

¿Vas a discursar en la reunión sacramental?

Como puedes escribir un buen discurso, Aqui hay algunos consejos e ideas que puedas considerar al preparar, organizar y ofrecer tu discurso.
Se te ha pedido que ofrezcas un discurso en la reunión sacramental. ¿Qué haces a continuación? Antes que nada, debes tranquilizarte. No olvides que la congregación te comprende; todos quieren que tú ofrezcas un discurso fabuloso.
Uno de los propósitos de la reunión sacramental es “proporcionar instrucción del Evangelio” y “fortalecer la fe y el testimonio” (Administración de la Iglesia, 2010, pág. 151). Como joven, el Señor y los líderes de tu barrio han confiado en ti y te han dado parte de esa responsabilidad. Tienes la oportunidad de enseñar e inspirar a los miembros de tu barrio o rama. Pues bien, ¿cómo puedes preparar un buen discurso? Aquí hay algunos consejos e ideas que puedes considerar al preparar, organizar y ofrecer tu discurso.

prepárate y enseña
1. Prepárate y enseña por el Espíritu

Doctrina y Convenios 42:14 nos dice cómo obtener la influencia del Espíritu en nuestra enseñanza: “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe”. Comienza la preparación de tu discurso con una oración sincera. El Espíritu Santo puede “mostrar[te] todas las cosas que deb[e]s hacer” al preparar y ofrecer tu discurso (2 Nefi 32:5). Pídele a Dios que ilumine tu mente para que puedas entender lo que vas a decir y la mejor manera de presentar la información.
Una parte importante de esta preparación es comenzar a escribir tu discurso tan pronto recibas la asignación. El élder Jeffrey R. Holland dijo: “Quisiera exhortarlos a empezar a planear y a pensar con anticipación en [el discurso] que tengan que dar” (“La enseñanza y el aprendizaje en la Iglesia” [Reunión Mundial de Capacitación de Líderes, 10 febrero de 2007], Liahona, junio de 2007, pág. 58). Prepararte tan pronto recibas la asignación te dará más tiempo para recibir ideas e inspiración.

2. Organízate

A medida que reflexionas en oración en cuanto a lo que dirás en tu discurso, considera estos cuatro elementos principales, que se pueden organizar en cualquier orden:
  1. Comparte una doctrina o un principio relacionado con tu tema.
  2. Usa las Escrituras para enseñar en cuanto a la doctrina (véase D. y C. 42:1252:9), y explica a la congregación por qué son importantes.
  3. Comparte experiencias que promuevan la fe, especialmente las de tu vida.
  4. Comparte tu testimonio en cuanto al tema y en cuanto a cualquier otra cosa de la que sientas que debes testificar.

habla con el corazón
3. Habla con el corazón

A menudo, es mejor preparar un pequeño bosquejo de lo que vas a hablar, en lugar de escribir un discurso palabra por palabra y leerlo. Leer tu discurso puede limitarte a que digas exactamente lo que está escrito, en vez de poder adaptarte al Espíritu Santo, quien te dará “en el momento preciso, lo que [has] de decir” (D. y C. 100:6).
El presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) enseñó: “Debemos… habl[ar] con el corazón [y no] de [nuestros] libros” (Liahona, noviembre de 2007, pág. 95). Al hacer que tus experiencias y testimonio sean una parte vital de tu discurso, habrá más probabilidades de que hables con el corazón y de que tengas un efecto en aquellos que escuchen tu discurso.
Recuerda que los líderes del barrio te pidieron a ti que hablaras en cuanto al tema, de modo que no te apoyes en las ideas y los relatos de otras personas. En la medida en que sigas los susurros del Espíritu mientras preparas y das el discurso, el Señor te ayudará a saber qué decir a los miembros de tu barrio o rama.

Consejos para la preparación

  • Comienza a pensar en cuanto al tema tan pronto como se te asigne el tema.
  • Ora para que el Espíritu te guíe al determinar qué decir.
  • Piensa en tus experiencias relacionadas con ese tema y en cómo podrías compartirlas.
  • Lee acerca de ese tema en las Escrituras. Apunta o escribe las cosas que te sientas inspirado a usar.

consejos para ofrecerlo
Consejos para ofrecerlo

  • Practica el discurso delante de un espejo o de un miembro de la familia con anticipación.
  • No comiences diciendo a todos lo incapaz que te sientes, o que tú no querías discursar.
  • Asegúrate de hablar lento, claro y lo suficientemente alto para que todo el mundo pueda oírte.
  • Ponte erguido mientras hablas.
  • Trata de no mover demasiado las manos. Para las jovencitas: si acostumbras jugar con tu cabello o tus accesorios, contempla recogerte el pelo hacia atrás y dejar los accesorios en casa el día que tengas que ofrecer tu discurso.
  • No leas tu discurso con la cabeza hacia abajo. Alza la vista lo más que puedas y trata de establecer contacto visual con las personas de la congregación.
  • Si te pones nervioso, simplemente para y respira profundo. Después, continúa con el discurso.


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