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El amor produce cambios en las personas; el amor cura el alma. Sin embargo, el amor no
crece como hierbas del campo ni cae como la lluvia. Jesús enseñó: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros” ( Juan 13:34). Los niños pequeños pueden aprender la lección del amor; ellos responden de buena gana ante uno de mis poemas preferidos: | |
Juan a su madre dijo querer,
y aunque el agua tenía que traer, al patio se fue a hamacar y se olvidó de trabajar. Rosa a su madre dijo amar y así se le oyó jurar, pero tanto peleó y gritó que a su madre entristeció. “Te quiero, madre”, dijo Graciela, y hoy que no tengo clase en la escuela, te ayudaré todo lo que pueda. Meció al bebé hasta que se durmió, de puntillas del cuarto salió y toda la casa muy pronto barrió. Alegre y feliz hizo los mandados hasta que el día hubo terminado. “Te queremos, madre”, volvió a resonar cuando los tres se fueron a acostar. ¿Cómo podía la madre adivinar cuál de los niños la amaba más? 1. | |
El deseo de elevar a los demás, la buena disposición a ayudar y la gentileza de dar provienen de un corazón lleno de amor. El amor verdadero refleja el amor de Cristo. ● |